#88 Mentir

Hemos estado en varios sitios, le digo, pero hace como que no me cree. Lo detecto, lo pienso, lo parece en algo que no se puede explicar.

Es una mala forma de empezar una carta, sabiendo que el receptor empezará desconfiando de tus palabras o de tus ideas, si ya no cree en las mayúsculas del relato como va a confíar en los conectores varios o en los verbos, o en cualquier otra cosa. Más importante aún: si no cree en la verdad, ¿como creerá en la mentira? La mentira es lo más importante de la carta, porque la realidad sólo es un preludio y una estructura básica de un mensaje que toda mentira termina por envolver, edificando un monumento único e insuperable cuyo impacto debe dejar tu firma.

Pero si él no confía, no está abierto a aceptar lo que podamos narrarle aunque ea auténtico, ¿como vamos a lograr que lo mejor de nuestros viajes -aquello que no ha pasado- entre en su recuerdo con la misma facilidad con la que salió de nuestra imaginación? ¿Como pasará a ser una vivencia más, otra fotografía en el carrete, si los testigos que no estuvieron no empiezan a comportarse como si hubiesen sido los protagonistas aliados de la aventura?

Es vital para que la vida siga siendo un libro encontrar almas capaces de estar y ver (o no ver) y acaben por aceptar que vieron, dijeron, oyeron o sintieron lo que el narrador les dice que habían de haber visto, dicho, oído o sentido. Ese es el poder, la malversión del carisma, la corrupción de los hechos, la vida que se deforma, se vuelve literatura: un espejo deformado donde se refleja un monstruo y al otro lado aparece un hombre.

~ por Verzo en diciembre 11, 2008.

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